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sábado, 13 de octubre de 2012

Alimentos saludables y orgánicos.

por Maria Jose Flaque  •  publicado en: Textos


La educación alimenticia en el mundo se encuentra en un momento crítico. El consumidor está siendo constantemente bombardeado con información contradictoria, errónea y fragmentada sobre los alimentos. Esto causa confusión, ansiedad y parálisis al tomar una decisión correcta sobre qué comer. El principal obstáculo que enfrentan las personas para mejorar su salud es la falta de información, a pesar de la cantidad de publicidad, estudios y artículos que les dicen qué comer.
En el mundo en general, no existen políticas alimenticias objetivas, claras y fáciles de implementar. Nuestra forma de comer ha sido manipulada por ciertos sectores de la industria alimenticia que desean mantener su control sobre las decisiones del consumidor. La publicidad ha logrado que consumamos comidas que no tienen valor nutritivo alguno, pero que nos identifican con una marca y con un grupo de pertenencia. No sabemos qué tenemos que comer para cumplir los requerimientos mínimos para una buena salud. Es más, en general no podemos nombrar 10 minerales esenciales para la salud humana, pero sí 10 marcas de papas fritas, golosinas o gaseosas.
La industria de los alimentos procesados vende millones anualmente. El poder económico de las principales empresas que dominan esta industria es tan grande que influyen sobre las legislaciones de la comida y subsidios agrícolas. En conjunto con el gobierno  determinan la pirámide alimentaria, la canasta básica, la comida subsidiada, los almuerzos escolares, etc. de cada país.

Nos hemos convertido en seres manipulados por  intereses económicos. Los gobiernos subsidian la materia prima utilizada para la comida procesada, y no la comida que realmente necesitamos, como las frutas y verduras orgánicas. De esta manera, logran mediante publicidad tentar a los niños a que ingieran químicos e ingredientes cancerígenos en las comidas sin que existan regulaciones. ¿Hasta cuando continuaremos siendo títeres de los intereses de otros? Nuestro cuerpo y mente son nuestros, es hora de tomar control sobre nuestras decisiones y lo que nos alimenta, y dejar de  ser cómplices de lo que está ocurriendo.



La educación alimenticia en el mundo se encuentra en un momento crítico. El consumidor está siendo constantemente bombardeado con información contradictoria, errónea y fragmentada sobre los alimentos. Esto causa confusión, ansiedad y parálisis al tomar una decisión correcta sobre qué comer. El principal obstáculo que enfrentan las personas para mejorar su salud es la falta de información, a pesar de la cantidad de publicidad, estudios y artículos que les dicen qué comer.
En el mundo en general, no existen políticas alimenticias objetivas, claras y fáciles de implementar. Nuestra forma de comer ha sido manipulada por ciertos sectores de la industria alimenticia que desean mantener su control sobre las decisiones del consumidor. La publicidad ha logrado que consumamos comidas que no tienen valor nutritivo alguno, pero que nos identifican con una marca y con un grupo de pertenencia. No sabemos qué tenemos que comer para cumplir los requerimientos mínimos para una buena salud. Es más, en general no podemos nombrar 10 minerales esenciales para la salud humana, pero sí 10 marcas de papas fritas, golosinas o gaseosas.
La industria de los alimentos procesados vende millones anualmente. El poder económico de las principales empresas que dominan esta industria es tan grande que influyen sobre las legislaciones de la comida y subsidios agrícolas. En conjunto con el gobierno  determinan la pirámide alimentaria, la canasta básica, la comida subsidiada, los almuerzos escolares, etc. de cada país.
Nos hemos convertido en seres manipulados por  intereses económicos. Los gobiernos subsidian la materia prima utilizada para la comida procesada, y no la comida que realmente necesitamos, como las frutas y verduras orgánicas. De esta manera, logran mediante publicidad tentar a los niñ

os a que ingieran químicos e ingredientes cancerígenos en las comidas sin que existan regulaciones. ¿Hasta cuando continuaremos siendo títeres de los intereses de otros? Nuestro cuerpo y mente son nuestros, es hora de tomar control sobre nuestras decisiones y lo que nos alimenta, y dejar de  ser cómplices de lo que está ocurriendo.

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